¿Cachorro o perro adulto? Ésa suele ser una de las primeras preguntas que debemos responder cuando decidimos que queremos un perro. Imaginemos que decidimos que, por el motivo que sea, queremos un cachorro. Dicho motivo habría que razonarlo muy bien, cosa que no siempre se hace, pero no entraremos en este post en detalles sobre esta decisión, pues habrá otras ocasiones y otros posts, y en éste queremos enfocarnos en otra decisión posterior. Podemos querer un cachorro de una raza determinada, o quizás nos dé igual la raza, entre varias, o quizás nos dé incluso igual si es un cruce de razas. ¿Comprar o adoptar? Ésta suele ser otra pregunta a resolver. Aquí en la respuesta ya suele influir la respuesta a las preguntas anteriores: si queremos un cachorro de una determinada raza, puede ser complicado, aunque no imposible, encontrarlo en una protectora para adoptarlo. En ese caso con alta probabilidad deberemos pensar en comprarlo. ¿Y dónde lo compramos? ¿Cuánto dinero vale? ¿Cuánto dinero podemos y queremos gastarnos? Lejos de entrar en el debate de cómo valorar en dinero la vida de un perro, pues somos conscientes de que, nos guste o no, sigue unas reglas establecidas de oferta y demanda, nos centraremos en este post en concienciar sobre algunas cosas que pueden ocurrir, desde el punto de vista comportamental y emocional del perro, dependiendo de dónde compremos el cachorro.
En otros posts anteriores hemos escrito centrándonos en algunos estudios concretos que se han publicado para aprender cosas sobre los perros y sobre cómo debemos tratarlos y/o actuar con ellos. Pero en ocasiones la comunidad científica no solo hace y publica estudios científicos, sino que también trabajan en recopilar varios estudios publicados, todos relacionados con un tema concreto, y hacen un resumen de las conclusiones de los mismos, pues a veces un único estudio aislado puede dar una información algo sesgada o incluso llevar a confusión. Estas publicaciones recopilatorias son muy útiles y fiables: por un lado nos ayudan a conocer diferentes estudios hechos sobre un tema concreto, y por otro las conclusiones son mejores, pues no son solamente de un estudio aislado, sino de varios. Y éste es el caso que nos ocupa: en Enero de este año se ha publicado una recopilación de 7 estudios científicos que analizaban los problemas de comportamiento y/o emocionales de perros nacidos en criadores comerciales (de gran volumen de cachorros), vendidos a través de tiendas de mascotas o por internet, comparados con los perros de otras fuentes (sobre todo criadores no comerciales). Este análisis recopilatorio de estudios publicados fue realizado por Franklin D. McMillan, de la Best Friends Animal Society (de Utah, en EEUU), con el título: «Behavioral and psychological outcomes for dogs sold as puppies through pet stores and/or born in commercial breeding establishments: Current knowledge and putative causes» («Resultados de comportamiento y psicológicos en perros vendidos como cachorros en tiendas de mascotas y/o nacidos en establecimientos de crianza comercial: Conocimiento actual y causas aparentes»). Es cierto que quien ha realizado esta recopilación de estudios es una asociación americana que vela por la adopción de perros y que no se tengan que sacrificar: por ese motivo podríamos pensar que puede haber cierto sesgo, pero cuando una revisión tan extensa la publica una revista científica de prestigio como el Journal of Veterinary Behavior, le da rigurosidad y credibilidad a los resultados y conclusiones que salen de la misma.
En España muchos de los cachorros vendidos en tiendas y por internet son cachorros nacidos en criaderos comerciales de Hungría y Eslovaquia, países que actúan como exportadores de cachorros para casi toda Europa. Estos criadores comerciales tienen condiciones muy diferentes, desde aquellos relativamente correctos hasta aquellos con condiciones muy perjudiciales para el bienestar de los animales. Una característica común a todos ellos es que suelen maximizar la eficacia de los espacios que tienen, cosa que consiguen:
- Con un gran volumen de perros en el espacio del que disponen;
- Las perras hembras de cría muchas veces viven toda su vida fértil en una jaula;
- Los perros raramente pueden salir de sus espacios/jaulas para jugar;
- Los cachorros no disponen de juguetes ni enriquecimiento ambiental;
- Escasa o nula interacción positiva con personas; y
- Cuidado veterinario escaso/inadecuado.
En algunos casos (no todos) se encuentran:
- Las jaulas con suelo de alambre;
- Acumulación de excrementos;
- Mal olor;
- Sin ventanas (ventilación);
- Sin protección adecuada de inclemencias meteorológicas o temperaturas extremas;
- Agua contaminada o insuficiente;
- Comida desperdiciada;
- Problemas médicos serios sin tratar;
- Comportamientos estereotípicos;
- Evidencias de hambre; y/o
- Presencia de perros (adultos y cachorros) muertos.
El análisis llevó a concluir que en general los perros nacidos en ese tipo de criaderos comerciales manifiestan cuando llegan a ser adultos más problemas de comportamiento y de gestión emocional que el resto. El problema con mayor incidencia entre los estudios era la agresividad mostrada por algunos de estos perros, tanto hacia sus familias como hacia desconocidos y/o hacia otros perros. Además también se observaban problemas de miedos, comportamientos problemáticos relacionados con la soledad y/o con la demanda de atención, y la sensibilidad a los manipulados.
Veremos primero las conclusiones de dichos estudios, y luego nos centraremos en las posibles causas de estos resultados tan negativos para los perros nacidos en esos entornos.
CONCLUSIONES DE LOS ESTUDIOS
- Jagoe, 1994. «Behaviour problems in the domestic dog: a retrospective and prospective study to identify factors influencing their developement». Tesis doctoral sin publicar en la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En este estudio se hizo una encuesta sobre el comportamiento de sus perros a 737 familias con perros (de diferentes fuentes en las zonas de Inglaterra y Gales). Se vio que aquellos perros adquiridos en tiendas de mascotas mostraban un mayor índice de agresividad y miedos sociales (a extraños, niños y perros desconocidos).
- Bennett y Rohlf, 2007. «Owner-companion dog interactions: relationships between demographic variables, potentially problematic behaviours, training engagement and shared activities». En este caso se hizo una encuesta a 413 familias con perros en Australia. Aquellos perros provenientes de tiendas de mascotas o de refugios eran considerados por sus familias como menos amistosos o más agresivos que aquellos comprados a un criador, y significativamente más nerviosos que aquellos criados por la propia familia actual.
- Pierantoni et al., 2011. «Prevalence of owner-reported behaviours in dogs separated from litter at two different ages». Aquí se hizo una encuesta telefónica a 140 familias italianas contactadas por veterinarios. Se observó que aquellos cachorros retirados de la camada antes (30-40 días) eran más proclives a mostrar miedo en los paseos, aversión a desconocidos, conductas destructivas, ladrido excesivo, reclamo de atención, protección de recursos (juguetes) y falta de control de mordida durante el juego.
- McMillan et al., 2013. «Differences in behavioral characteristics between dogs obtained as puppies from pet stores and those obtained from noncommercial breeders». En este caso se hizo una encuesta por internet basada en un cuestionario canino (C-BARQ) a 413 familias. Se concluyó que aquellos perros comprados en tiendas de mascotas presentaban significativamente una agresividad hacia sus guías (familia con la que convivían), así como hacia personas desconocidas y otros perros. Además, presentaban también más miedo a otros perros y estímulos no sociales, más problemas relacionados con la separación (quedarse solos), comportamientos de reclamo de atención, sensibilidad a manipulados, marcaje en casa, intentos de escapadas de la casa, comportamiento de monta de personas y objetos, excitabilidad y mayor dificultad en el entrenamiento.
- Casey et al., 2014. «Human directed aggression in domestic dogs (Canis familiaris): occurrence in different contexts and risk factors». Para este estudio se hizo una encuesta a una muestra de 2189 familias con perros de Reino Unido. El estudio concluía, entre otras cosas, que los perros obtenidos en «otros» orígenes (esta categoría incluía las tiendas de mascotas y por internet) mostraban agresividad hacia personas casi con el doble de frecuencia (1’8 veces, para ser exactos) que aquellos obtenidos directamente del criador.
- Pirrone et al., 2016. «Owner-reported aggressive behavior towards familiar people may be a more prominent occurrence in pet shop-traded dogs». En este caso se hizo una encuesta por internet a 173 familias de Italia. Tras ella, se concluía que los perros conseguidos en tiendas de mascotas presentaban el doble de frecuencia de comportamientos agresivos hacia sus familias que aquellos obtenidos de los criadores oficiales (resultado muy similar al del estudio anterior).
- Gray et al., 2016. «Puppies from ‘puppy farms’ show more temperament and behavioural problemsthan if acquired from other sources». Estudio (sin publicar hasta la fecha) presentado en varias conferencias sobre bienestar animal del Reino Unido. Para este estudio se hizo una encuesta (basada también en el cuestionario C-BARQ) por internet a 435 familias con perros de 3 razas concretas en Reino Unido: Chihuahuas, Carlinos y Jack Russells. La conclusión fue que los cachorros procedentes de criadores menos responsables y menos concienciados con el bienestar de los perros presentaban más problemas de comportamiento como adultos que aquellos procedentes de criadores más responsables.
A la luz de estos estudios, los datos que los componen y las conclusiones de los mismos, hemos de ser conscientes, tal y como se señala en la recopilación de los mismos, que todos ellos son estudios basados en encuestas retrospectivas: se preguntaba a las familias por los comportamientos actuales de los perros y por sus experiencias pasadas (como la procedencia). Esto implica que no se puede asegurar que la causa única de la mayor frecuencia de problemas de comportamiento y emocionales sea la procedencia de los perros. Se ha observado una correlación, pero no necesariamente una causalidad. Ésta es la principal limitación de estos estudios, entre algunas otras detalladas en el informe, hecho a tener en cuenta pues no nos permite asegurar completamente la relación causa (perros de criaderos comerciales) – efecto (más problemas de comportamiento y emocionales).
CAUSAS POTENCIALES
Ahora bien, asumiendo que los resultados son reveladores y parecen tener mucho de cierto, ¿por qué es así? ¿Por qué los perros nacidos en criaderos comerciales y vendidos en tiendas de mascotas o por internet presentan más problemas comportamentales y emocionales que los que provienen de otras fuentes? Resulta conveniente e interesante analizar las posibles causas. Y para ello debemos analizar todos los eventos y factores en la vida del cachorro que puedan ser potencialmente origen de estos problemas:
Genética
Existen evidencias que demuestran que hay un componente genético (que no tiene que ser muy grande necesariamente, pero que existe) en los rasgos psicocomportamentales del perro, tales como el miedo, la ansiedad, la fobia a los ruidos, la aversión a personas, el trastorno obsesivo-compulsivo, los comportamientos predatorios y algunos tipos de agresividad. En otras palabras: los genes establecen las cartas que el perro tiene al nacer, pudiendo ser éstas idóneas para una buena jugada, o todo lo contrario. Dependiendo de cómo se jueguen esas cartas, podemos tener una mala mano que sea ganadora (si hacemos las cosas bien), o incluso una buena mano que dé un mal resultado (si hacemos las cosas mal). Y cuando hablamos de «hacer las cosas bien/mal», nos referimos a las experiencias que viva el perro y al entorno en el que viva. Pero volviendo a la semilla, a los genes que recibe un cachorro al nacer, algunos autores han notado que en criaderos comerciales con gran volumen de perros normalmente el emparejamiento del macho y la hembra que van a criar se hace con poco cuidado del temperamento de éstos. Se suele tener más en cuenta la estética y la morfología, para que los cachorros sean bonitos. Y esto puede hacer que los cachorros que nacen de esas camadas salgan ya con desventaja y un hándicap desde el principio, desde el punto de vista comportamental y emocional. Repetimos: esto no es una sentencia definitiva a que el cachorro vaya a tener problemas cuando sea adulto, pero sí le da más números y nos obligará a tener que hacer las cosas mejor con él para evitar dichos problemas.
Desarrollo y estrés
Las experiencias físicas y fisiológicas que tiene un perro durante todo su desarrollo (desde la etapa prenatal, todavía en el útero de la madre, hasta la adolescencia) afectan, tanto positiva como negativamente a la personalidad, y por tanto al comportamiento, del perro. Y ese efecto puede llegar a durar toda la vida del perro. Se ha probado en varios estudios que los perros que viven en espacios confinados (en criaderos comerciales, pero también en laboratorios y en protectoras) experimentan multitud de estresores: restricción espacial, temperaturas extremas, interacciones aversivas con algunos humanos, falta de control o de regular la exposición a estímulos aversivos, y oportunidades limitadas de interacciones sociales positivas con personas y otros perros. Dependiendo del grado de estos estresores, la duración de los mismos, y la personalidad del perro, le podemos estar generando problemas de comportamiento y emocionales más o menos duraderos.
Experiencias prenatales
Cuando la madre embarazada está sometida a estrés (como puede ocurrir en criaderos comerciales), el feto en desarrollo experimenta variaciones en su entorno que le pueden acarrear consecuencias a largo plazo en forma de problemas de salud mental y/o comportamientos problemáticos. Algunas consecuencias probadas en otros animales (hay pocos estudios al respecto con cánidos) son: incapacidad de gestionar estrés, comportamiento social no adaptativo, mayor miedo y emocionalidad, menor comportamiento exploratorio, incapacidad para gestionar conflictos o estímulos aversivos, inhibición latente (similar a la esquizofrenia y depresión en humanos) y alteraciones cognitivas (como déficit de atención y de aprendizaje).
Primeras experiencias de vida
El periodo neonatal de los cachorros es el que viven durante sus primeros 12 días de vida. Durante esta etapa es deseable que vivan cierto estrés: pero ha de ser siempre a través de estresores suaves, los cuales tienen un efecto positivo en el desarrollo neuronal y en la capacidad del animal de hacer frente al estrés a largo plazo. En algún estudio se comprobó que los cachorros recién nacidos sometidos a un manipulado muy suave con el paso del tiempo eran emocionalmente más estables y con interés de explorar que aquellos cachorros no estimulados. Ha de quedar muy claro que los estímulos deben ser estresores de muy bajo grado: en caso de que el estrés sea demasiado elevado, esto genera la posibilidad de provocar a largo plazo psicopatologías y problemas de salud mental (en las personas, por ejemplo, se producen relaciones sociales inestables, ansiedad y depresión, y se cree que en los perros no es muy diferente). En este plazo tan sensible para el desarrollo de los cachorros en ocasiones una única experiencia traumática para el perro le puede acarrear consecuencias negativas de por vida. Resulta difícil imaginarse que en criaderos comerciales con gran volumen de cachorros, con camadas frecuentes, los responsables de su cuidado se puedan parar a darles a los recién nacidos los estímulos que necesitan en el grado que los necesitan.
Experiencias durante el periodo de socialización
Tras la etapa neonatal (hasta 12 días) tiene lugar un periodo de transición, de unos 9 días, hasta los 21 días de edad. En ese momento, desde las 3 semanas y hasta las 12 semanas (aproximadamente), empieza el periodo de socialización. La exposición del cachorro en esta etapa a estímulos y experiencias sociales tiene un efecto muy grande en la formación de estructuras neuronales, en su temperamento y comportamiento futuros. Mucho más grande que esos mismos estímulos en otros momentos de su vida. Por esto es muy importante exponer al cachorro durante esta etapa a estímulos adecuados para su edad, preparándole para afrontar estos mismos estímulos cuando sea adulto. Si la exposición no es la adecuada se pueden provocar respuestas de fobia a estímulos nuevos (neofobia), hiperactividad, comportamiento social y relaciones inadecuadas, escasez de comportamientos exploratorios y reducción de la capacidad de aprendizaje. Los cachorros con experiencias sociales negativas en esta etapa tienen más posibilidades de exhibir problemas comportamentales como adultos, incluida la agresividad. En los casos de los perros de criaderos comerciales de gran volumen normalmente los cachorros durante esta etapa es cuando pasan de estar en el criadero a estar en la tienda de mascotas (hablaremos de ello también en los puntos siguientes). Tanto en un lugar como en otro (el primero por tener que gestionar un gran volumen de cachorros, y el segundo por centrar su trabajo en vender artículos y perros a clientes) sería difícil gestionar la exposición de los cachorros de 3 a 12 semanas de edad a los estímulos adecuados. Así, por ejemplo, se ha observado una mayor sensibilidad a ser tocados (lo que incluye acariciar, levantar del suelo, sujetar y abrazar) en los perros provenientes de tiendas de mascotas y de criadores menos responsables, lo cual puede deberse a que estos cachorros reciben muy poco del contacto adecuado con su madre, sus hermanos o con humanos.
Destete y separación temprana de la madre
En la naturaleza normalmente el destete es algo lento y progresivo: el cachorro va adquiriendo independencia, tanto de la leche materna como del cuidado materno. Sin embargo la situación más normal en los cachorros de criaderos comerciales es que se les separa de la madre, de forma repentina, a una edad a la que todavía están mamando regularmente leche materna y el vínculo con ella es aún fuerte. Esta separación temprana genera 3 procesos negativos para el desarrollo comportamental del cachorro:
- La separación en sí misma es ya un estresor (sobre todo si se hace antes del momento natural;
- Este estresor en sí mismo puede perjudicar la capacidad del perro para gestionar estresores adicionales, perjudicado aún más porque el cachorro ha perdido sus amortiguadores de estrés naturales, que eran su madre y sus hermanos, así como el entorno conocido;
- La separación temprana reduce el feedback que le daban su madre y sus hermanos relacionado con los comportamientos aceptables desde el punto de vista del perro.
Cuando los cachorros se quedan con su madre y hermanos durante el periodo de socialización, su desarrollo comportamental se construye en base a las experiencias de aprendizaje de observar a los demás, así como al recibir el feedback de éstos en respuesta a su propio comportamiento. Observar a la madre le puede enseñar de forma pasiva algunas habilidades. Jugar con la madre y sus hermanos le puede enseñar los límites de lo aceptable, así como a inhibir la mordida. Estos aprendizajes pueden no existir cuando se separa al cachorro de su madre y hermanos durante el periodo de socialización.
En algunos países existen regulaciones y/o leyes que tratan de poner una edad mínima para que los criadores hagan la separación del cachorro de la madre. La verdad es que he estado buscando si en España había algo regulado al respecto y no lo he encontrado (si alguien lo sabe, agradecemos que nos lo diga y nos informe al respecto). Pero también es cierto que en aquellos países donde existe una regulación, es muy difícil asegurar que se cumpla, y aquí no seríamos una excepción. De hecho hay evidencias de que no es así. Por ejemplo, en Reino Unido, donde el cachorro ha de tener como mínimo 8 semanas para separarlo de la madre, se ha visto que se importan cachorros de Hungría con 5 semanas de edad para venderlos en tiendas. Y en Bélgica, preguntando a 48 criadores se vio que las edades de separación oscilan entre las 4 y las 12 semanas.
Transporte y experiencias en la tienda
Tanto el transporte en sí (del criadero a la tienda de mascotas), como muchas de las situaciones que viven los cachorros en las tiendas son estresores, algunos de ellos continuos, que sufren durante el tiempo que viven allí:
- Exposición multisensorial (vista, oído, olfato) a humanos desconocidos;
- Manipulados por el personal del establecimiento y posibles compradores;
- Perros desconocidos; e incluso
- Animales de otras especies (gatos, pájaros, …).
Algunos cachorros se venden rápidamente y siendo jóvenes en edad. Pero otros pueden permanecer allí un tiempo más prolongado, durante el cual los estresores van teniendo un efecto negativo acumulativo. Se ha demostrado en algún estudio que aquellos cachorros que han sufrido amenazas o ataques de otros perros cuando eran jóvenes (entre los 2 y los 14 meses de edad) son más propensos a mostrar cuando son adultos más miedo hacia otros perros e incluso agresividad hacia personas desconocidas que aquellos perros que de cachorros/jóvenes no han sufrido estas experiencias. Este estudio se realizó con perros-guía, por lo que gracias al seguimiento que se hace de ellos durante su crecimiento se podían sacar este tipo de conclusiones. Igualmente en ese mismo estudio también se vio que cuando los cachorros o perros jóvenes sufrían algún trauma relacionado con personas, familiares o desconocidas, al crecer mostraban más miedo a desconocidos y era más difícil entrenar con ellos. De todo ello se puede deducir que los perros son muy sensibles a las experiencias traumáticas que puedan tener, no solamente durante la etapa de socialización comentada anteriormente (de las 3 a las 12 semanas), sino también durante los meses siguientes. Y dichas experiencias pueden tener consecuencias negativas en su comportamiento a largo plazo.
Con todo lo expuesto hasta ahora, volvemos al inicio del post, en el que hablábamos de algunas preguntas que nos hacemos cuando decidimos incluir un perro en nuestra familia: ¿Cachorro o perro adulto? ¿Comprar o adoptar? ¿Y dónde lo compramos? ¿Cuánto dinero vale? ¿Cuánto dinero podemos y queremos gastarnos? Desde CANMIGOS animamos a todas las personas que quieran compartir su vida con un perro (una decisión que ha de hacerse muy conscientemente y conociendo las responsabilidades que ello conlleva) a adoptar: en las protectoras hay muchos perros de todas las razas y edades (hay menos cachorros, pero también hay). Son perros que por un motivo o por otro su anterior familia se ha «deshecho» (¡qué mal suena esa palabra cuando nos referimos a un perro!) de ellos. Son perros que, aunque muchas veces ignoramos su pasado, nos estarán eternamente agradecidos. Algunos necesitarán ayuda, pues la vida en una protectora no es fácil para ellos, y porque tienen un pasado que desconocemos y puede haber sido complicado, pero son perros que están ahí, ya existen, y necesitan una familia, como animales sociales que son.
Comprar un cachorro joven es también una opción en ciertas situaciones: es el caso de perros de trabajo (aunque muchas veces nos sorprendería el buen trabajo que pueden llegar a hacer perros mestizos adoptados de protectoras), o si se quiere una raza determinada muy concreta y difícil de encontrar en protectoras (animamos a preguntarnos si realmente es tan importante que un perro de compañía sea de esa raza específica). Pero si lo compramos en tiendas de mascotas o por internet, si la procedencia de los cachorros es un criadero comercial de gran volumen, estamos fomentando un negocio que se basa en el poco cuidado por el bienestar de los perros, y ello conlleva unas mayores probabilidades de problemas de comportamiento y emocionales de estos cachorros cuando crezcan. En España es muy frecuente encontrar cachorros así que provienen de grandes criaderos de Eslovaquia y Hungría. Estos cachorros suelen ser relativamente baratos: es normal, pues en toda empresa, cuanto mayor sea el «volumen de producción» (y estas empresas ven la procreación de los perros como «producción»), los costes por perro se minimizan. Incluso pueden permitirse un porcentaje de «bajas»: sí, cachorros que se les mueren a ellos, o incluso que se venden enfermos y si el cliente reclama le regalan otro. O «le dan un recambio», como hemos llegado a escuchar textualmente nosotros mismos.
Si quieres comprar un cachorro, adelante, pero por favor, infórmate de dónde viene. Ve a ver el criadero, las condiciones en las que los tienen, tanto a los cachorros como a las madres .Averigua qué pautas siguen para fomentar el desarrollo de los cachorros, no sólo físico, sino también cognitivo-comportamental, emocional y social. Habla de los plazos que el cachorro va a estar con su madre y sus hermanos. A veces queremos al perro ya, pero si el criadero hace las cosas bien conviene esperar un poco más. Asegúrate de las condiciones en las que se va a transportar el cachorro cuando te lo den. Todo esto puede significar que el perro te va a costar 3 ó 4 veces más dinero que otro cachorro de la misma raza nacido en un criadero de gran volumen: pero reducirás las probabilidades de problemas comportamentales y emocionales, si tú sigues haciendo las cosas bien con el cachorro ya en casa, cuando el perro crezca. Y no sé tú, pero yo quiero lo mejor para los los miembros de mi familia. Quiero que sean felices y no sufran problemas que se pueden evitar. ¿Sigues queriendo un cachorro barato?