Ojos que no ven, perro que no sufre
El hecho de tener una cámara para perros que tienen Ansiedad por Separación instalada en casa nos da la información necesaria sobre los comportamientos del perro. Y también conlleva cierto sufrimiento por nuestra parte, como se relata en la historia siguiente.
—Apaga la cámara. No podemos hacer nada por ayudarla ahora mismo —le dijo César a Jana, su pareja.
Estaban en la sala de espera del médico. Se habían ido de casa dejando a su perra, Pepa, sola.
No lo hacían casi nunca, porque ya habían detectado que tenía un problema de Ansiedad por Separación. No sabía gestionar el hecho de quedarse sola. Lo pasaba muy mal. Lloraba, ladraba, aullaba y rascaba la puerta.
Habían instalado en casa una cámara para poder observarla si se tenían que ir. En cuanto se sentaron en la sala de espera Jana sacó el móvil y se conectó a su salón.
No se veía a Pepa, pero la escuchaban llorar y rascar. Se había ido a la puerta del piso y allí, fuera de la vista de la cámara, estaba manifestando de forma claramente audible, a lo lejos, su ansiedad.
—Está rascando la puerta —afirmó Jana, con voz preocupada.
Se quedaron observando la cámara con la esperanza de que en el próximo minuto Pepa apareciera en el salón, se subiera al sofá, se tumbara y les dijera, mirando a cámara: «No os preocupéis, ya me relajo y os espero tranquila».
Eso no iba a pasar.
Apareció caminando en el salón, sí. Su expresión facial denotaba el estrés que tenía ya encima. Y solo habían pasado 20 minutos desde que se habían ido.
Se subió al sofá. Iban por buen camino. ¿Quizás su esperanza no fuera tan irreal?
Se sentó. Cruzaron los dedos y susurraron: «¡Vamos! ¡Túmbate!».
Y entonces empezó a aullar. Inmediatamente tuvieron que bajar el volumen del móvil. Otras personas en la sala de espera giraron sus cabezas sorprendidas del ruido. Debían pensar que estaban viendo vídeos de ambulancias con sus sirenas a todo trapo.
—¿Qué hacemos? Está mal… —preguntó Jana, con voz temblorosa.
—¿Qué quieres que hagamos? —César pensaba en opciones, pero no se le ocurría nada.
—Ella está sufriendo, y el vecino se va a enfadar —Jana dio dos datos tan ciertos como desagradables.
Venían de saber que, cuando esto ocurría, uno de sus vecinos se molestaba. Y les disgustaba que esto pasara, tanto por el malestar de Pepa, como por el conflicto social con sus vecinos.
La realidad en ese momento era que tenían que entrar en la consulta del médico, estaban a 15 minutos de casa en coche y no podían irse sin perder la cita. Así que César le dijo a Jana:
—Apaga la cámara. No podemos hacer nada por ayudarla ahora mismo.
La impotencia de no poder hacer nada mientras veían sufrir a su perra hizo que César quisiera cerrar los ojos. Como si al apagar la cámara eso no estuviera pasando.
Hay personas que cuando ven en televisión imágenes de desgracias humanas deciden cambiar de canal o apagar directamente. Así el mundo es más bonito… o menos feo. César estaba haciendo lo mismo.
Era un sistema de auto-protección emocional para él. Egoísta, quizás sí. Pragmático, quizás también.
—En cuanto salgamos de aquí nos vamos a casa. ¿Te parece? —propuso César.
—Sí —afirmó ella, sin dudar, aunque con cara de pena—. Ya iremos a cenar otro día.
Habían planeado salir a cenar, porque ese día hacía 6 años que se habían conocido.
Eso pasó a un segundo plano cuando vieron a Pepa en la pantalla del móvil.
Si vives o has vivido situaciones similares con tu perro con Ansiedad por Separación sabes que se trata de un problema que te condiciona tu vida diaria.
Pero se puede superar haciendo el trabajo adecuado. Puedes volver a salir de casa sin preocupaciones dejando a tu perro solo y tranquilo.
